La música está al borde de un cambio radical. Plataformas como Spotify han redefinido el alcance, pero con él, han añadido complejidad al vínculo artista-fan.
El artista de hoy no sólo escribe melodías, sino que crea experiencias memorables para sus fans. ¿Pero cómo? Mezclando la pura esencia del arte con la claridad fría y nítida de los datos. No se trata sólo de tocar notas; también se tocan corazones.
Miles Leonard, el cerebro detrás de Viva La Music y Token || Traxx, profundizó en esto en AudienceCON, compartiendo una narrativa de la evolución de la industria musical y la innegable gravedad de la influencia de la audiencia.
A continuación te traemos los puntos clave cubiertos en su presentación (disfruta de la sesión completa al final de este artículo).
Hay una revolución silenciosa en marcha. El streaming, si bien ha cambiado las reglas del juego, nos ha adormecido en un trance pasivo que recuerda a la época dorada de la radio. Sin embargo, esta pausa digital no es el final. Es una llamada, especialmente para los artistas de esta década. ¿El reto? Repensar, reinventar y reavivar.
Pensemos en Coldplay. En un golpe maestro de inmersión del público en Cardiff, convirtieron a cada asistente en un faro de su actuación gracias a pulseras que se sincronizaban con el espectáculo. Sencillo, pero profundo.
Su estrategia no termina en el escenario. Es una mezcla de defensa de la sostenibilidad, filantropía y pura y auténtica conexión con los fans. Coldplay no sólo canta, sino que resuena.
La industria actual está evolucionando esculpida por una combinación de intuición e insights.
En el gran teatro de la creatividad, los datos ya no son sólo un conductor secundario sino que a menudo son copilotos del viaje. Aunque ofrecen un mapa para navegar por el mundo de los fans y consumidores, hay una magia más profunda en juego: encontrar el arte en el gráfico.
Aquí radica la auténtica cuerda floja: equilibrar la ciencia del marketing con el arte de la creación. Los artistas y sus A&Rs se enfrentan a una pregunta clave: ¿En qué punto se somete la creación pura bajo el peso de los insights y las métricas de audiencia?
Por supuesto los datos pueden integrarse en la creatividad, pero no existe una solución única para todos. Cada artista es único y va más allá de los meros géneros. Imagina el arte como un espectro:
Hoy en día cada clic, retransmisión y reproducción se cuenta, se anota y se analiza. Con plataformas como YouTube y Spotify a la cabeza, los artistas ahora se encuentran en la confluencia de creatividad y datos. Pero surge una pregunta: ¿Nos estamos ahogando entre tanto número?
No solo hemos transitado a un panorama rico en datos; nos lanzamos a una era de iluminación. Los números que danzan en nuestras pantallas no son sólo frías estadísticas, son un tesoro al que los artistas y expertos de la industria pueden recurrir para obtener insights detallados sobre su audiencia y su base de fans.
Tomemos, por ejemplo, el escenario de un artista que se prepara para una gira mundial. Los datos pueden servir como brújula y guiarlos a la hora de ajustar su setlist para satisfacer preferencias específicas en diferentes regiones. Si ciertas canciones están experimentando tasas de reproducción más altas en Alemania en comparación con el Reino Unido, adaptar la lista de canciones puede brindar a los asistentes al concierto una experiencia más personalizada y memorable.
Se trata de aprovechar los datos de forma eficaz. Al utilizarlos para potenciar las decisiones, los eventos musicales mejoran las interacciones y elevan la experiencia musical. El éxito de un artista depende de aprovechar e integrar esta información en el proceso creativo y en la relación artista-fans.
Plataformas como Spotify y Apple Music brindan análisis detallados sobre la demografía de los oyentes, lo que ayuda a artistas y sellos a comprender quién escucha su música, de dónde son y con qué frecuencia la escuchan.
Las plataformas de streaming utilizan algoritmos para analizar el comportamiento de los oyentes, lo que les permite sugerir canciones y artistas adaptados a los gustos individuales, que a su vez ayuda al descubrimiento de música y la exposición de los artistas.
Al examinar dónde es más popular su música, los artistas pueden planificar giras o lugares de conciertos para garantizar la máxima venta de entradas y asistencia de audiencia.
Los proveedores de servicios digitales (DSP por sus siglas en inglés) rastrean la cantidad de reproducciones y descargas, asegurando que los artistas, compositores y productores reciban una compensación precisa en función del uso de su música.
Los sellos discográficos y los artistas pueden rastrear géneros emergentes, preferencias de estado de ánimo y otras tendencias para diseñar estrategias de lanzamientos y acciones de marketing, manteniendo su relevancia en un panorama musical en rápida evolución.
A través de plataformas como YouTube e Instagram los artistas pueden medir la efectividad de sus vídeos musicales, contenido promocional e interacciones con los fans, lo que les permite ajustar sus estrategias promocionales.
Los datos ayudan a los equipos de A&R (artistas y repertorio) a descubrir artistas emergentes. Al monitorizar plataformas como SoundCloud, TikTok e incluso las listas virales de Spotify, pueden identificar estrellas en ascenso y ofrecerles contratos de grabación antes de que se conviertan en un fenómeno mainstream.
¿Recuerdas al artista que se lanzó únicamente con datos? Seguro que no logró tocar la fibra sensible de su audiencia. ¿Por qué? Los datos pueden decir mucho, pero no sienten la energía de la audiencia. Ten cuidado de hacer todas tus apuestas basándote únicamente en los números.
Todas las señales apuntaban al éxito, pero el mercado se encogió de hombros. El hecho de que los datos muestren un panorama optimista no significa que el mundo lo verá de la misma manera. La dinámica del mundo real tiene capas que los datos no siempre pueden penetrar.
Se lanzó un álbum, a los datos les encantó, pero ¿y a los corazones? No tanto. ¿La lección? Las métricas son excelentes, pero no pueden medir el latido de la genuina resonancia emocional. Busca el alma, no sólo las estadísticas.
Probado y comprobado suena seguro, ¿verdad? Pero el público anhelaba un ritmo diferente cuando tocaba la misma melodía para un nuevo artista. Incluso si los datos alaban una fórmula, atrévete a componer una melodía nueva.
El viaje enseña, especialmente cuando tropezamos. Acepta los altibajos. Es una sinfonía de datos, intuición y latidos del corazón. Recuerda, la magia reside en la intersección de los datos, la creatividad y el baile en constante evolución con tu audiencia.
En una industria impulsada por los números, Miles nos recordó el valor irreemplazable de la intuición, la conexión con la audiencia y la verdadera relevancia en el sector creativo.
Miles Leonard hizo una presentación que no te puedes perder en AudienceCON sobre los peligros de depender únicamente de los datos, la forma correcta de utilizarlos, cultivar la confianza con el público y el papel de la innovación para mantener la relevancia. Disfruta de la charla completa a continuación.